En ocasiones, por necesidades del propietario, o por prescripción del adiestrador, el perro debe ser separado de su núcleo familiar por un periodo de tiempo limitado y vivir en un entorno diferente.
En estos casos, se lleva a cabo una reeducación del perro que puede implicar un periodo de desapego, terapia de reducción de estrés mediante juego, deporte y olfato y un programa de inhibición de conductas no deseadas. Después hacemos el “pase de mano” a su familia donde sus guías, comprenden el trabajo realizado por el adiestrador junto al perro y estructuran juntos un nuevo comienzo.