El otro día comiendo en la playa de Casteldefells vi a una pareja comiendo tranquilamente con su perro de raza, potencialmente peligrosa (PPP), en la misma terraza que yo. El perro permanecía tranquilo y atento a todo lo que le rodeaba, se veía que estaba acostumbrado a estar en sitios públicos y era indiferente tanto a personas como a otros perros, gaviotas, monopatines o bicicletas que pasaban por allí.

Pensando en todo esto y alegrándome de que estas escenas se den cada día más, por la cuenta que nos trae a los amantes de los perros y a los que los incluimos en nuestras vacaciones y actividades cotidianas, pensaba que todo el mundo coincidiría conmigo en que eso era lo que se podría decirse  “un perro bien educado”, pero después, mientras saboreaba mi pollo a l’ast, pensé que la pareja estaba incumpliendo la normativa vigente y se estaba exponiendo a una multa de entre 300 y 2400 euros, ya que su perro no llevaba bozal.

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Y todo este sinsentido me lleva a exponer la situación actual:

¿PPP’s es la raza o la educación?

He aquí el eterno dilema. Muchos dirán que la raza conlleva una carga genética determinante a la hora de justificar comportamientos agresivos, otros que prima el instinto de presa frente a la cognición, y otros que habría que prohibir estas razas como se hace en Alemania. Voy a daros mi opinión y espero que os ayude a esclarecer vuestros razonamientos.

La genética determina la morfología del perro, es decir, su aspecto físico y también influye notablemente en el comportamiento, pero hay dos conceptos que la gente confunde y que conviene explicar: el temperamento y el carácter de un perro.

El temperamento del perro es biológico, es decir, es genético; le viene dado por sus padres, heredado, no podemos cambiarlo. Sin embargo, el carácter es adquirido, lo vamos a forjar en gran parte nosotros, los que convivimos con el perro, porque es el conjunto de elementos ambientales que conformarán su comportamiento.

Estudios científicos han demostrado que las reacciones comportamentales del perro se basan un 80% en su carácter y un 20% en su temperamento. Lo que nos lleva a pensar que el resultado de todo será como casi siempre: responsabilidad del dueño.

La manera de ser de los propietarios y el trato que le demos al perro, son los dos factores ambientales más influyentes y los que formarán su carácter, su forma de enfrentarse a problemas y cómo los afrontará, en resumen: qué tipo de perro tendremos a nuestro lado.

Las variables más importantes serán: el afecto y la disciplina y sus contrarios: la hostilidad y la falta de control. Según cómo apliquemos estas variables en su educación, tendremos un tipo de perro u otro.

Por ello no puedo estar más a favor de que se modifique la actual Ley 50/99 encargada de regular en España la tenencia de perros potencialmente peligrosos que establece que hay 8 razas consideradas PPP y que por ello deben tener una serie de limitaciones que hacen que la vida de estos perros se vea a priori coartada y cuyas limitaciones, en mi opinión, son parte de problema de la agresividad y la falta de socialización de estos perros.

En España estas razas son:

  • Pit Bull Terrier
  • Staffordshire Bull Terrier
  • American Staffodshire Terrier
  • Rottweiler
  • Dogo Argentino
  • Fila Brasileiro
  • Tosa Inu
  • Akita Inu

Pit Bull Terrier

Cachorro pitbull terrier

Staffordshire Bull Terrier

Staffordshire Bull Terrier

American Staffodshire Terrier

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Rottweiler

Rotweiller

Dogo Argentino

Dogo Argentino

Fila Brasileiro

Fila brasileiro

Tosa Inu

Tosa inu

Akita Inu

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Pero, además, cada comunidad autónoma puede añadir (no restar) otras razas como ocurre en Cataluña con 14 razas y en Galicia con 15 razas (incluida mi perra Flor, que como sabéis es un Dogo de Burdeos), si los perros cumplen criterios tan genéricos como estos:

  • Más de 20 kg de peso
  • Perímetro torácico entre 60 y 80 cm
  • Cabeza voluminosa y cuello corto
  • Fuerte musculatura
  • Mandíbula grande y boca profunda
  • Resistencia y carácter marcado

Como veis, cualquier raza de tamaño medio podría ser incluida en la lista de PPP’s si así lo consideran los burócratas de turno.

Como amante de la buena educación canina estoy ilusionada con el anteproyecto desarrollado por el Ejecutivo actual, (esperemos que no se quede en ante, ni en proyecto) ya que pretende evaluar el comportamiento de cada animal «sin tener en cuenta la raza concreta con la que ha nacido» y evitar así prejuicios «injustos».

La regla establecerá un mecanismo de validación en función del comportamiento del perro y se prevé que aquellos ejemplares que necesiten algún «manejo particular» sean educados con técnicas de mejora de comportamiento para que dejen de ser peligrosos.

Tal y como está hoy la ley de PPP’s sólo puede llevar a la extinción de la raza o al quebrantamiento de las leyes, y ninguna de las dos opciones es muy halagüeña.

Como siempre digo, “no tengas un problema, ten un compañero”.