Cada año parece adelantarse más la época de prevenir a nuestros amigos de cuatro patas de los parásitos y las enfermedades que éstos transmiten. Todos pensamos en pulgas y garrapatas, pero también hay muchos casos de ácaros y de sarna en esta época y, las enfermedades que contagian estos bichos son, muchas veces, más serias de lo que parecen.

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Os vamos a detallar en qué consiste cada una de ellas, cómo pueden contagiarse, cuáles son sus síntomas y cómo prevenir su aparición.

LEISHMANIA

Es una grave enfermedad parasitaria producida por protozoos parasitarios del género Leishmania. Puede ser mortal. El período de incubación de la enfermedad, es decir, el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas, puede ser de varios meses.
Contagio: Se transmite a los perros a través de picaduras de mosquitos portadores de la enfermedad (mosquito Phlebotomus), que al picar previamente a otros perros enfermos de Leishmania, la contagian con la picadura.
Síntomas: Hemorragia por nariz y ojos, falta de pelo alrededor de los ojos (cara de payaso) fiebre, adelgazamiento, insuficiencia renal, crecimiento anormal de las uñas, anemia, artritis, atrofia muscular progresiva, perdida de pelo, piel seca, caspa, inflamación de ganglios linfáticos, hígado y bazo, úlceras cutáneas, lesiones oculares, cojeras
Prevención: Evitar en lo posible el riesgo de sufrir picaduras de insectos, a través de productos repelentes como: espráis, pipetas y collares que ayudan, aunque no eliminan, el riesgo de recibir un picotazo indeseable. Son interesantes las mosquiteras si tu perro duerme fuera, no sacarlo en verano a primeras horas de la mañana ni a últimas de la tarde, sustituir esos paseos por paseos diurnos cuando hay menos mosquitos.
Existe también una vacuna desde el año 2011. Debe administrarse a perros sanos, haciendo previamente un estudio serológico para descartar que ya tengan la enfermedad. Esta vacuna estimula el sistema inmunológico de nuestro perro para que resista al contagio de la misma.

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FILARIA

La Filaria es una enfermedad parasitaria causada por un gusano llamado Dirofilaria Immitis que se instala en el corazón y vasos pulmonares de los perros causando problemas que pueden ser de marcada gravedad.
Contagio: Se transmite por la picadura de algunos mosquitos que, al picar, inoculan las formas inmaduras o microfilarias de un perro infectado a un perro sano. Estas formas juveniles se ponen en circulación por los vasos sanguíneos del perro y maduran a la forma adulta del conocido como “gusano del corazón”. Su ubicación final es, como dice su nombre, el interior de la cámara derecha del corazón y los vasos pulmonares del perro; incluso, en algunas ocasiones, puede afectar el hígado, bazo, riñón u otros órganos. Las formas adultas de este gusano pueden llegar a medir hasta 30 cm de largo, por lo que su presencia en estos órganos vitales de los perros ocasiona daños importantes que suelen evolucionar de forma grave si no se toman medidas, pudiendo causar incluso la muerte del animal.
Síntomas: Lo grave es que la Filaria no presenta sintomatología hasta que la enfermedad está ya muy avanzada. Los síntomas más relevantes son: tos no productiva y crónica, intolerancia al ejercicio, dificultad respiratoria y cansancio, pérdida de peso y sangrado por la nariz.
Prevención: La época de más riesgo de contagio coincide con la mayor actividad de los mosquitos que la transmiten, generalmente desde abril hasta octubre; aunque si los inviernos se suavizan como consecuencia del cambio climático y el aumento de la temperatura media en los meses tradicionalmente más fríos, puede que esta franja de tiempo sea mayor, por lo que es ideal estar alerta todo el año.
Los fármacos para prevenir esta enfermedad pueden ser inyectados anualmente, a modo de vacuna (Guardian) o tomados mensualmente en pastilla (Cardotek).
También existen fármacos dirigidos a eliminar las microfilarias cuando el perro ya las tiene en su torrente sanguíneo, evitando su desarrollo y llegada al corazón (Ivermectina, doxiciclina, etc.).

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EHRLICHIA

Es llamada “la enfermedad de la garrapata”, puesto que se transmite a través de ellas, mientras se alimenta de la sangre del perro. La Ehrlichia canis es el parásito responsable de causar la enfermedad. Se da en casi todos los continentes, allí donde haya garrapatas, ganado, o animales salvajes.
En los casos más leves, tu veterinario de confianza te recetará antibióticos (con receta veterinaria) para combatir la infección, durante unas 3 semanas, normalmente. En casos más graves, cuando el perro está ya muy débil o padece una fuerte anemia, además de fármacos, se le pueden realizar transfusiones de sangre. También es importante apoyarlo con una dieta adecuada que ayude al organismo del perro a recuperarse.
Contagio: Se contagia por la garrapata Rhipicephalus sanguineus que actúa como vector y transmisor de la enfermedad. La garrapata transmisora ha mordido previamente a un perro con Ehrlichiosis y almacena la bacteria en sus glándulas salivales y en su tubo digestivo. Al picar a un segundo perro, inocula el patógeno. También podría ser transmitida mediante una transfusión de sangre contaminada.
Síntomas: Destruye las células sanguíneas del perro, entre ellas, las plaquetas, que se ocupan de la coagulación de la sangre. Por este motivo, los perros con Ehrlichia canis sufren problemas de coagulación y suelen tener hemorragias en la piel, hematomas y pequeñas heridas. Otros síntomas más visibles son estos: pérdida de apetito, fiebre inminente, tumores en cara y hocico, manchas similares a moratones por la piel del perro (esquimosis), sangrado por nariz y ojos, malestar abdominal, secreciones respiratorias y oculares, tos, orinar en exceso, daños en las articulaciones, valores demasiado altos o bajos de calcio en sangre.
Prevención: Lo principal es que el ambiente donde viva nuestro perro, y el perro en sí mismo, se encuentren libres de garrapatas. Sin garrapatas estamos eliminando la vía de contagio más habitual. Los métodos que suelen emplearse para prevenir son pipetas antiparasitarias y collares antiparasitarios, o pastillas ingeridas que evitan que la sangre de nuestro perro sea de interés para las garrapatas durante un periodo de tiempo (3 meses).

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BORRELIA

La Borreliosis canina, (o enfermedad de Lyme) es otra enfermedad bacteriana transmitida por garrapatas, identificada en perros por primera vez en 1984 y diagnosticada en España por primera vez en 1992. La provoca una bacteria (la Borrelia Burdogferi). Si se diagnostica pronto y se administran los antibióticos adecuados, (amoxicilina, doxiciclina, cefalosporinas de 1ª generación) durante un mes, por lo menos, se puede superar la enfermedad. Puede administrarse también para el dolor antiinflamatorios (naproxeno). La posibilidad de contagio aumenta a partir de las 48 horas de unión entre garrapata y perro. Si no se coge a tiempo, o afecta al corazón, riñones o sistema nervioso, será de carácter reservado.
Contagio: La transmiten las garrapatas del género Ixodes.
Síntomas: En esta enfermedad se dan síntomas muy amplios y puede que haya perros que no los muestren todos. Puede ser que se manifieste solo algún síntoma aislado, como la cojera, que es el síntoma más común, varios de ellos o la mayoría. Estos síntomas son: cojera intermitente en varios miembros, remite y reaparece, deformación de las articulaciones, fiebre alta, falta de apetito, caminar arqueando la espalda, sensibilidad al tacto, fatiga generalizada y, pocas veces, inflamación del corazón.
Prevención: La única prevención de la enfermedad de Lyme en perros, es la prevención de las garrapatas. Por lo tanto, es vital aplicar los antiparasitarios adecuados a nuestro perro con las pautas temporales indicadas y en el formato que más convenga ya sean pipetas, collares, pastillas…etc.
En caso de que hallemos alguna, deberemos extraerla con el máximo cuidado y procurando que no quede parte de la garrapata adherida a la piel Es fundamental que se retiren las garrapatas el mismo día, pues cuanto más tiempo estén en nuestra mascota más probabilidades hay de que se contagien.

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ANAPLASMA

Es el parásito causante de la llamada anaplasmosis, enfermedad transmitida por las pulgas y garrapatas y generada por el parásito Anaplasma phagocytophilum. Es también padecida por los humanos, aunque no se transmite directamente del perro o gato, al humano.
Se diagnostica por medio de una muestra de sangre. Si el diagnóstico es precoz y el tratamiento adecuado, el pronóstico será bueno. Pero algunas de estas infecciones no pueden ser curadas completamente, por eso una intervención temprana del veterinario proporcionará un mejor pronóstico.
Se suelen administrar antibióticos diarios e hidratación con suero ya que a medida que avance la infección, el perro se deshidratará y debilitará cada vez más.
Contagio: Por lo general, ésta enfermedad se encuentra en rumiantes como vacas, pero a través de la garrapata ixodes y de la pulga común del perro se transmite a nuestro perro e incluso a nosotros.
Síntomas: Falta de energía, fiebre alta, inflamación y dolor articular. También pérdida del apetito, y en ocasiones vómitos y diarrea.
Prevención: Se recomienda examen diario, para proceder, así, a la eliminación de garrapatas y utilizar collares, pipetas, o cualquier otro antiparasitario externo o interno, tipo pastilla. No hay disponibilidad de vacuna.

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Por ello, cada vez que salgamos a zonas como el campo, jardines, parques, etc., donde pueda haber garrapatas y pulgas, al terminar el paseo o la excursión, deberemos revisar todo el cuerpo de nuestro perro para asegurarnos de que no hay ningún parásito en la piel de nuestro compañero peludo.